Las guerras que se nos vienen, vol.3: Asia y el Pacífico
El desarrollo de los países en Asia, el hecho de que muchas empresas se han movido a esa zona, y lo fundamental que puede ser para el comercio hace que cualquier conflicto sea más volátil.
Este texto es una continuación de los dos ensayos a continuación:
Asia es hacia dónde el interés geoestratégico está girando debido a los enormes intereses comerciales que hay en la zona, que tiene a varios de los países con mayores poblaciones mundiales. En efecto, esta zona conocida informalmente como el cinturón poblacional de Asia contiene a países con enormes cantidades de ciudadanos como China, India, Bangladés (el país de mayor densidad poblacional que no es una isla o dependencia territorial), Pakistán e Indonesia (los países musulmanes de mayor población). Filipinas, Japón y Vietnam aportan también una buena cantidad de personas.
Sencillamente, cualquier empresa con ganas de internacionalizarse debe mirar a esta zona. El mercado es gigantesco. Otra parte es que muchas empresas aprovechan legislaciones laxas para llevar sus operaciones de manufactura hasta allí, donde se aprovechan de mano de obra barata que apenas logra subsistir, logrando extraer mayor valor. Añadamos que a través del Estrecho de Malaca (entre Malasia, Singapur e Indonesia) pasa entre el 30 y 40% del comercio global, conectando Asia con Estados Unidos y las Américas. Y también el hecho de que en países como Indonesia y las islas Salomón se ha encontrado tierras raras que contienen níquel y cobalto.
Todo esto sirve de caldo de cultivo. Pero la creciente rivalidad entre dos potencias, Estados Unidos y China, sirve sólo para aumentar las probabilidades de que las tensiones se conviertan en conflicto. Las rencillas entre diferentes países aumentan la posibilidad de conflicto, sobre todo las disputas territoriales en el Mar del Sur de China. También está la herencia colonial que informa algunas de las posturas de algunos países en materia de relaciones internacionales, o sencillamente hace que sean países muy nuevos y que por ello no tengan un recorrido demasiado largo en el tiempo para haber sido capaces de tener relaciones más estables. Un caso notorio es el India y Pakistán, por ejemplo, que estuvieron bajo dominio británico indirecto (a través de la East India Company) y directo (Corona Británica) unos 200 años. Tras la partición en 1947, hubo guerras por controlar la zona de Cachemira. Y previo a esto, estaban unificados bajo el mando del Reino Unido. Con esto se quiere decir que el trayecto de las naciones y su desarrollo, las rivalidades, hasta alcanzar cierta paz y, posiblemente, grandeza; es un proceso largo que requiere de paciencia y líderes que sean buenos estadistas. También es necesario contar con la buena fortuna de que otros países no intervengan demasiado en los asuntos internos.
Lo que más debe preocupar es que hay demasiados países en la zona con armamento nuclear (Pakistán, India, China, y Rusia si la consideramos en toda su extensión) o con programas nucleares, como Corea del Norte. Las cuentas pendientes que siguen abiertas en la zona producto de la Guerra Fría y de los distintos procesos de descolonización, con sus traumas, son peligrosas si no se resuelven de la forma más armoniosa y diplomática posible.
Veamos los escenarios de la conflictividad en Asia, así como Asia del Sur y Pacífico.
China – Taiwán
El caso de la República Popular de China es uno que engloba muchas de las cuestiones anteriormente habladas, sobre todo porque involucra a China, que es a fin de cuentas la potencia emergente que rivaliza con Estados Unidos. En lo concreto de China, hay que recordar que, tras la primera Guerra del Opio contra Reino Unido, tuvo que ceder Hong Kong a los británicos y permitir que se comerciara el opio que estaba generando una crisis de adicción en los tiempos de la Dinastía Qing. No haber podido hacer valer una normativa relativamente sensible como es la prohibición del opio debido a la pandemia de adicción fue el punto de partida de lo que en China se conocer como “El Siglo de la Humillación”. Y todo porque la balanza comercial entre China y Reino Unido favorecía al país asiático, por lo que los británicos resolvieron empezar a vender opio que cultivaban en la India Británica.
Durante ese “Siglo de la Humillación” también tuvo que ceder Taiwán a Japón. La isla volvió a poder chino brevemente tras la Segunda Guerra Mundial, pero tras el final de la guerra civil china, el bando nacionalista del Kuomintang (los perdedores) se exiliaron en la isla y establecieron la República de China, estableciendo una democracia liberal. A día de hoy, la mayoría que gobierna la isla aspira a controlar el continente y la propia Taiwán, mientras en la oposición hay partidos que piden declarar la independencia sencillamente.
Y viendo la lista de agravios que tiene la nación china durante ese momento histórico, el nacionalismo de aquel país solo concibe una política exterior que sea la de una unidad territorial que se defiende a capa y espada, y el ser asertivo con potencias exteriores. Incluso convertirse en una potencia propiamente dicho. Hasta el momento, lo ha logrado.
El enfoque chino para la reunificación del país con Taiwán puede trazarse en paralelo con las políticas que se aplican a los territorios con gobernanza especial de Hong Kong y Macao. La República Popular China ha decidido que luego de recibir ambos territorios tras haberlos perdido en las Guerras del Opio y ese “Siglo de la Humillación” en 1997 (Hong Kong) y 1999 (Macao), se comprometió a incorporarlos formalmente al sistema de gobierno comunista luego de 50 años. Es decir, 2047 y 2049, respectivamente. Algo así es posible en una nación que se ha vuelto muy nacionalista, pero también ha mostrado paciencia. No hay año concreto, pero los documentos que salen de las distintas instituciones chinas suelen avisar de que, tarde o temprano y preferiblemente de forma pacífica, la República Popular China volverá a ejercer su soberanía sobre Taiwán.
Lo de preferiblemente de forma pacífica también debe ser analizado. En un documento presentado por el Premier chino, Li Qiang, presentó en marzo de este año un informe de trabajo en el que habla de “firmeza” en la unificación, al tiempo que quitó el calificativo de “pacífico” que estaba el año pasado. Toda la diplomacia china es altamente protocolar y hay que entender algo así como toda una declaración de intenciones.
La paranoia de EE. UU.
La importancia estratégica de la isla de Taiwán es alta. La isla ocupa un lugar fundamental dentro de la cadena de producción de semiconductores, una tecnología crucial para el desarrollo de la Inteligencia Artificial. El estrecho de Taiwán también es importante para el comercio global. El Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) calculó que durante el año 2022 transitaron bienes que tenían una valoración de $2.45 billones (trillions para los que se entienden mejor en inglés).
Y con la historia bélica de Estados Unidos, no es de extrañar que ya esté haciendo “juegos de guerra” (war games) en los que se plantean escenarios en los que se busca dilucidar lo que sucedería en caso de una invasión de la República Popular de China a Taiwán. En una audiencia ante el Congreso de los Estados Unidos en 2021, el almirante y jefe del Comando Indo-Pacífico, Phil Davidson, dijo que “hay una amenaza manifiesta para esta década. De hecho, dentro de los próximos seis años”. La respuesta del militar que se retiraba sentó las bases para lo que luego se empezó a conocer como la “Ventana Davidson”, que es una especie de doctrina o la suposición de que efectivamente China lanzará una invasión en 2027 o antes.
Otros ponen la fecha clave para el año 2035. En audiencia distinta, esta vez en 2023, el teniente general Scott Berrier que a su vez era el director de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), dijo que “Mientras escuchamos a Xi Jinping y su estilo de comunicación, él ha estado supervisando una campaña a largo plazo para el surgimiento de China. Ahora que está en su tercer mandato, vemos que su retórica va en auge. Creo que hay diferentes fechas que significan distintas cosas para distintas personas. Hemos hablado de 2025, 2027, 2035 y 2049. Creo que el fondo del asunto es que le ha dicho a su estamento militar que se prepare. Para qué, no estamos seguros. Para cuándo, no estamos seguros.” En esa audiencia y tras esas palabras, la directora de Inteligencia Nacional, Avril Haines, añadió que Xi Jinping “prefiere la unificación por medios pacíficos”, pero que tenía que haber preparación para cualquier circunstancia.
Del socialismo de mercado al realismo geopolítico
Lo cierto es que, desde la muerte de Mao Zedong, en el Partido Comunista Chino (PCCh) se impuso una corriente crítica con la Revolución Cultural, el Gran Salto Adelante y la consiguiente hambruna que producida por las políticas implementadas por Mao. Deng Xiaoping logró gobernar mediante lo que se denominó “socialismo con características chinas”, en la que básicamente se reconoce la fuerza del mercado al tiempo que mantiene la dictadura del PCCh. La frase “no importa de qué color sea el gato, mientras cace ratones” se le atribuye a Deng Xiaoping y demuestra un gran pragmatismo. Lo que quiere decir, es que se debía adaptar las teorías marxistas o socialistas a la realidad china. Hubo una apertura económica que permitió un gran progreso y desarrollo del país. Desde entonces, la República Popular China no ha hecho sino crecer en lo económico, con un modelo que se puede llamar “socialismo de mercado”.
Sigue habiendo planes quinquenales, un legado de Mao, en los cuales se trazan líneas estratégicas para el país. El control político sigue en manos de los dirigentes del Partido Comunista Chino. Y en buena medida, se interviene en la economía. Se ha aceptado que el mercado no es una fuerza descartable y que ser prósperos dentro del mercado global es un medio, y no un fin, para aumentar la importancia de China y el poder decisión. Es decir, evitar otro siglo de la humillación. Y vaya si lo ha conseguido. En materia económica, la RP China ocupa el segundo lugar de Producto Interno Bruto. Pero si se ajusta según la medida de Paridad del Poder Adquisitivo, nos encontramos con PIB real en el que China ocupa el primer lugar, incluso por encima de Estados Unidos. Además, tiene un arsenal nuclear y una armada modernizada.
Hoy, China no está para ser subestimada. Además, como opera con paradigmas económicos distintos, pues sucede que analizar la economía China es bastante difícil. Porque mientras en Occidente se usan modelos que priorizan la continuidad de la actividad económica basada en el capitalismo, curiosamente es en China donde más se respeta la competitividad del mercado. Por ejemplo, en el año 2008 se recompensó a las instituciones financieras que se habían sobre apalancado, poniendo en jaque al sistema financiero global, con un rescate de 700.000 millones de dólares y forzando fusiones que a la larga hicieron de estas compañías aún más poderosas e imprescindibles. En China, en el año 2020, hubo una crisis en el sector inmobiliario y lejos de intervenir y rescatar a gigantes como Evergrande, Country Garden o Zhongzhi. Se han hecho liquidaciones ordenadas por las cortes, restructurado las deudas y —en algunos casos— hay activos que han pasado a manos del Estado. Pero no la compañía completa.
Entonces, pese a que se trata de un Estado marxista, pareciera que existe mayor disciplina de mercado en cuanto a los riesgos que se toman y las consecuencias de cuando sale mal. Se habla de riesgo moral, es decir, cuando una compañía decide especular y tomar riesgos exorbitados y que cuando la apuesta sale mal, es rescatada por el gobierno. Cosa que, hasta ahora, China evita.
¿Qué se quiere decir con esto? Pese a la idea de algunos de que en China existe un modelo similar a lo que conocemos, la verdad es que no cierto. Y analizar la economía China según los patrones que se ven en la Unión Europea o en Estados Unidos es, sencillamente, de corto alcance.
¿Una guerra inevitable por Taiwán?”
Sea de forma consciente o no, la República Popular China viene preparándose para la reunificación con Taiwán. Digo sea consciente o no, porque difícilmente uno se embarca en un proyecto de varias generaciones para ser una nación poderosa, con el único fin de conquistar al país vecino. Ahora, sí es posible que China haya tenido la idea de que debía ser un Estado fuerte, capaz de dar batacazos geopolíticos de esta naturaleza
Mi perspectiva es que China no quiere la violencia. Porque le pondría en algún aprieto con rivales de la zona en lo que es la disputa por el Mar de la China Meridional. Y allí estamos hablando de un tema distinto, donde en teoría la RP Popular de China no tiene un reclamo tan fuerte, y quienes reivindican su soberanía en el área son varios países. Brunei, Indonesia, Malasia, Filipinas, la propia Taiwán y Vietnam reclaman al menos parte de esta zona, mientras que China tiene una visión sumamente expansiva.
Las pretensiones sobre el Mar del Sur de China podrían, para bien o para mal, informar la decisión sobre si es necesaria la violencia y en qué marco temporal. Con Estados Unidos enfrascado en guerras indirectas en varios frentes, la RP China podría calcular que debe actuar más pronto que tarde. No vaya a ser que Estados Unidos vuelva su atención completa hacia la zona de Asia-Pacífico. Muchos funcionarios americanos del establishment de la Política Exterior ven favorablemente empezar a pivotar hacia el área y hacerle frente al reto chino por la hegemonía en la zona.
Mar de la China Meridional
El conflicto del Mar de la China Meridional sí es más complicado por la cantidad de países intervinientes, el hecho de que China no tiene las cartas a su favor para hacer un caso de soberanía sobre el Mar de China Meridional. Básicamente, China ve este cuerpo de agua como un gran lago chino, lo cual es inviable viendo la extensión de lo que reclama China y cómo básicamente esa extensión lo lleva prácticamente a las costas de sus vecinos, en particular Vietnam y Filipinas. En total, lo que reclama la República Popular de China es un 90% del Mar de la China Meridional.
Cómo se ve en este mapa, las reclamaciones de cada país se solapan las unas con las otras, y hace que cada uno según su visión lleva sus fronteras marítimas a las costas de algún país vecino. Esto es particularmente cierto del reclamo de la República Popular de China.
El caso es que Filipinas, uno de los grandes reclamadores de soberanía dentro del Mar de la China Meridional y que también tiene un reclamo bastante expansivo, le ganó un caso en un tribunal de arbitraje internacional en 2016 cuando éste dictaminó que los reclamos basados en la Línea de los Nueve Puntos no tiene bases en la ley internacional. Sin embargo, Filipinas ha seguido topándose con la Armada del Ejército chino, la principal fuerza naval. El caso concreto entre Filipinas, China y Taiwán es que disputan el atolón de Scarborough (conocido también como Bajo de Masinloc). También están enfrascados en la disputa por las Islas Spratly, compuesta principalmente de islotes y atolones, junto con Malasia, Vietnam, Taiwán y la República Popular de China. El arrecife Louisa, al sur de las islas Spratly, es reclamado por el Sultanato de Brunéi aunque este pequeño Estado mantiene relaciones cordiales con China para cooperar en la explotación de recursos del área.
Vietnam es otro país con reclamos expansivos sobre el Mar de la China Meridional, y en este caso tiene una disputa de soberanía sobre las Islas Paracelso que actualmente la República Popular de China controla. Para no quedarse atrás en esa disputa por las Islas Spratly ha empezado a expandir su presencia militar en la zona que controla del archipiélago. Por supuesto, el tamaño de cada país y el presupuesto dedicado al sector militar hace que exista una ventaja en favor de la flota naval china. Este artículo del Center for Strategic and International Studies así lo señala, al tiempo que también menciona que China no ha reclamado con demasiada energía la expansión vietnamita. De acuerdo a este think-thank, China está haciendo economía de enemigos viendo que Filipinas ha profundizado sus alianzas con los Estados Unidos.
Malasia completa el listado de países reclamadores de soberanía sobre el Mar de la China Meridional. Sus reclamos no son tan expansivos, y solapan poco con los reclamos de China, Vietnam o Filipinas. Aún así, Malasia se ha encontrado con la oposición china porque tiene operaciones de extracción de recursos naturales en la zona. China lo protesta, y Malasia dice que no parará, aunque deja claro un tono conciliador y diplomático. El caso es que Malasia aumentaría su peso geopolítico al tener derechos de soberanía sobre el Mar de la China Meridional, y controlar parte del Estrecho de Malaca, junto con Indonesia y Singapur. Las posturas de Brunéi y Malasia se diferencian en el hecho de que Brunéi tiene relaciones de cooperación en los territorios reclamados y Malasia simplemente ejerce los derechos de soberanía que percibe que tiene.
¿Cómo se diferencia este conflicto con el de RP China -Taiwán?
A mí me gusta reseñar este posible conflicto justo después de aquel que tienen China y Taiwán porque me parece que hay diferencias claras. En el caso de China y Taiwán, la República Popular dice que la isla y el continente son una sola entidad. Por otro lado, el Kuomintang también mantiene que su soberanía se extiende a la China continental. También hay movimientos independentistas en Taiwán, que ya hablan de un nacionalismo taiwanés. Pero la controversia no es tan grande como la del Mar de la China Meridional, y uno podría imaginar que, tarde o temprano, China podría desembarcar en Taiwán. Y ante esto, poco podrán hacer los Estados Unidos.
Donde sí que existe una controversia real y donde no está todo decantado para el lado chino es en el conflicto del Mar de la China Meridional, donde la postura china es de aquello es prácticamente un gran lago chino. La soberanía china, según esta visión, se extendería prácticamente hasta las costas de sus vecinos marítimos, como Vietnam y Filipinas, por esta doctrina de los nueve puntos.
Además, China deberá balancear esos dos conflictos que tiene para salir lo mejor parado posible. Por ejemplo, si empezara un conflicto militar con Taiwán, sus recursos tendrán que centrarse allí, y podría ser aprovechado por los rivales de la zona para afianzar o expandir sus respectivos reclamos y zonas de influencia. Por otro lado, ¿Qué significa que China absorba los reclamos taiwaneses sobre la zona, si alguna vez llegase a concluir que la línea de los nueve puntos no es viable?
La complicación es la norma, en este asunto. Y los conflictos mundiales suelen solaparse. Por ejemplo, si China llega a la conclusión de que Estados Unidos está sobre-extendido con conflictos en Ucrania y Medio Oriente, podría también concluir que en ningún momento tendrá mejor oportunidad para la reunificación con Taiwán, y moverse hacia las zonas que reclama en el Mar de la China Meridional.
Corea
Una de las geografías más tensas del mundo, sin lugar a dudas. Es una de esas deudas pendientes de la Guerra Fría, y con la Guerra de Corea, se dividió en dos una nación que debería existir como una sola. A partir de entonces, Corea del Sur tuvo sus años de dictadura para luego pasar a ser una democracia liberal. En el norte, sólo se conoce la dictadura totalitaria de los Kim, que ya va por su tercera generación. En este momento, pareciera ser que Corea del Norte está más fuerte que nunca dado que en el sur acaban de vivir momentos de crisis institucional y constitucional cuando el ya expresidente decidió decretar la Ley Marcial, cosa a la que se opuso el país y los legisladores. Esto hizo que luego, ante el hastío de la población por lo que había hecho Yoo Suk Yeol (conservador), la sociedad surcoreana eligiera un presidente del partido que tradicionalmente se identifica con la izquierda.
Lee Jae-myung ganó la presidencia a la tercera vez de intentarlo. Su campaña se caracterizó por controversias que iban desde prometer que intentaría tener mejores relaciones con China y Corea del Norte, pasando por considerar a los EE.UU. como un ejército ocupador. Pese al aislamiento del norte, el sur se ve más débil que nunca por una política interior errática y una sociedad que está polarizada debido a lo ocurrido en los últimos meses.
Lee no está exento de problemas con la justicia. El inicio de su presidencia estará marcado porque se calcula que deberá enfrentar cargos que van desde malversación de fondos, violación de la Ley Electoral, enviar dinero a Corea del Norte a través de un conglomerado surcoreano, e inducir a un testigo en un juicio a mentir.
Y la República Democrática Popular de Corea, ve y se frota las manos. En este momento tan complicado, se ve fortaleciendo alianzas con Rusia, al tiempo que tiene relaciones con la gran potencia regional, que es la República Popular de China. El régimen de Kim Jong-Un ha enviado a soldados del ejército a pelar en Rusia, y esto tiene ventajas no sólo para los rusos en la asistencia que reciben, sino que los norcoreanos empiezan a tener experiencia y a curtirse en conflictos modernos.
Añadamos el programa nuclear de los norcoreanos que seguramente servirá como un elemento de disuasión muy poderoso. Y con esto, hay que pensar en si se produce una unificación, lo que esto significa. ¿Por ejemplo, una Corea con armas nucleares alineada con Estados Unidos y Japón? China jamás lo consentiría, y muy probablemente Rusia tampoco, que también tiene fronteras en la península. Los ciudadanos del sur seguramente se horrorizarían al pensar que se instaure el régimen de la dinastía Kim.
En la medida en que estas cuentas abiertas buscan resolución, no hay que perder de vista que aquí yace el potencial de un conflicto sumamente nocivo para la humanidad y que tiene sus orígenes en la ocupación japonesa antes y durante la Segunda Guerra Mundial, y que sólo fue pausado en el año 53, dividiendo a la península.
India – Pakistán
Pese a que no está en el pacífico, estos países de mucho peso específico están en el Sur de Asia, y tienen un conflicto que conviene discutir. Y es que, en mayo de 2025, como si el mundo no estuviera lleno de conflictos, India y Pakistán le recordaron al mundo que ellos también tienen un conflicto sumamente delicado, porque ambos tienen armamento nuclear.
El conflicto, como si no fuera ya un tema en los otros que ya hemos repasado, tiene sus orígenes en la colonización y intervención de una potencia extranjera que, al irse, dejó una división religiosa muy profunda que dividió al territorio en lo que hoy conocemos como India y Pakistán —aunque primero se pasó por la separación entre Pakistán y Bangladesh.
El conflicto es por la zona de Cachemira, la cual cada bando reclama suya. Además, cada uno administra una parte de esta región. Con el añadido que China controla una parte de Cachemira, que India reclama como parte de la zona administrativa que controla, lo cual añade a un tercero.
La Cachemira Azad (la pakistaní), suele preferir quedarse con el país que la administra dado que tiene más correligionarios allí. La parte de Jammu o Ladakh (India), suele preferir quedarse en India.
Y cada país suele estar aliado con los respectivos bloques, más o menos, que hay en el mundo. Pakistán es parte del proyecto portuario y de comercio mundial que encabeza China conocido como “la Iniciativa del Cinturón y Ruta”, o la nueva ruta de la seda. India le compra armas a Estados Unidos e Israel, y usa su alianza con los Estados Unidos para mantener un balance a la creciente influencia China en la zona.
La partición de 1947
Es importante resaltar que la partición, y la división de la sociedad del subcontinente indio no era tan necesaria como parece hoy en día. Los británicos, que controlaban India, se empeñaron en que había divisiones religiosas insalvables. Y no supieron ver que había muchos elementos que podían unificar todas estas culturas que vivían en paz hasta la partición. Después de todo, hubo convivencia durante muchos siglos, ¿no? Y es que, tras la división del territorio, hubo un desplazamiento gigantesco de poblaciones. Las estimaciones son de entre 10 y 17,5 millones de personas que cruzaron esa frontera, recientemente trazada, cuando antes no tenían esa necesidad. ¿Por qué? ¿Y por qué estas comunidades conviven tan pacíficamente cuando son diáspora en otros países?
Mucho de esos mitos bajos los cuales vivían los se pueden encontrar en este artículo de The Conversation. Uno de ellos es el hecho de que la partición fue producto de un esfuerzo a largo plazo. La verdad es que esto fue más improvisado que otra cosa. Fue para febrero del año 47 cuando el llamado de dividir este territorio a lo largo de divisiones étnicas empezó a escucharse. Y el imperio británico quería desligarse de India para el año 48. Justo en ese año de 1947 se nombra al virrey Louis Mountbatten para que transfiriera el poder para agosto de ese año. El 3 de junio de 1947, Mountbatten junto con Mohammad Ali Jinnah y Jawarhal Nerhu (de la Liga Musulmana y el Congreso Nacional Indio, respectivamente) anunciaron que el territorio sería dividido en nueve semanas. Un año antes había muchas reticencias de parte de los británicos para dividir el subcontinente.
El texto de The Conversation aborda otros temas como el hecho de una supuesta violencia espontánea ante negociaciones complejas. Pero resulta que los británicos estaban reclutando para la policía y ejército “razas marciales” con consideraciones étnicas y de híper masculinidad, luego de la revuelta de 1857. Sikhs, jats, punyabis musulmanes y gurkhas resultaron beneficiados de esta política, y por supuesto esto suscitó grandes conflictos étnicos y religiosos.
Pero con lo que hay que quedarse es que esto es más un legado del colonialismo que unas ganas de no llevarse bien. Y ahora, lo que nos queda es dos Estados en una competencia por su propia seguridad.
El estallido de mayo de 2025
El 7 de mayo de 2025, India lanzó un ataque contra zonas pakistaníes en el marco de la Operación Sindoor. Los ataques fueron en respuesta al atentado terrorista del grupo nacionalista e islamista de Cachemira, Frente de Resistencia. Luego, en las primeras horas del 10 de mayo, India acusó a Pakistán de lanzar misiles lo cual derivó en otro intercambio. La operación pakistaní tuvo el nombre de Bunyan-un-Marsoos, en la cual Pakistán dice haber logrado golpear bases militares. India dijo haberlo interceptado.
Por último, es sumamente reseñable lo muy complicado que es el conflicto. Una milicia, que es nacionalista y separatistas, ataca y asesina a unos 28 turistas en el valle de Baisaran, en la Cachemira administrada por India. Esto resulta en una escalada de un conflicto que a día de hoy parece que estuvo más activo que nunca. Lo irónico de todo esto es que el Frente de Resistencia no quiere ser ni de India ni Pakistán. Pero logró encender la mecha de ese conflicto.
Un conflicto más global
La reciente escalada entre Irán e Israel tiene a muchos países en vilo. Por ejemplo, en la península arábica, los Estados de la zona están caminando una cuerda floja para estar bien con occidente y tener felices a sus poblaciones que quieren mayor protección para los palestinos. Pakistán, por su parte, condenó abiertamente los ataques de Israel contra Irán.
Ambos países comparten una frontera de 900 kilómetros. En esa frontera, vive un grupo minoritario de suníes. La zona, conocida como el Beluchistán y repartida entre ambos países además de Afganistán, tiene movimientos insurgentes separatistas. Estos grupos, los suníes de Beluchistán, alegan marginalización por parte de ambos países.
A Pakistán no le conviene que Irán que desestabilizada con un vacío de poder. Además, le preocupa enormemente que se haya atacado instalaciones nucleares, porque le siente un precedente a India luego de la más reciente escalada que tuvieron ambos países en mayo de 2025.
El área de Asia y el Pacífico tiene los ojos del mundo, y un conflicto allí tendrá muchos intereses en competición. A nadie debe sorprenderle que se empiecen a mover algunas fichas, dado que algunos perciben a China como la potencia al alza, y Estados Unidos como poco fiable.