Rusia y Ucrania, una guerra provocada y evitable
La guerra tiene una dimensión mediática, o informativa, por lo que conviene apartar el ruido. Este ensayo intenta informar y contextualizar para que cada quien saque sus conclusiones.
Ya hemos entrado al año 2025 y estamos por cumplir tres años de la guerra en Ucrania. Es un conflicto que involucra a más de dos países, toda vez que Ucrania cuenta con la ayuda indispensable de Estados Unidos en materia de recursos para asumir la guerra, así como también tiene componentes europeos y de la OTAN que bien se deberían discutir. Rusia, según se ha reportado en numerosos medios de comunicación, ha contado con la ayuda de soldados norcoreanos. Otra cosa importante a considerar es que el petróleo y gas que ha dejado de fluir hacia los países europeos ha ido a otros países como China o India. La ventaja competitiva para las industrias alemanas, han pasado a ser de estos países. También ha surgido un empuje de un bloque de países para conformarse como alternativa al G7. Hablamos, por supuesto, de los BRICS.
A finales de 2021 Vladímir Putin empezó a movilizar sus tropas hacia la frontera con Ucrania. Era un momento en que, a aquellos a los que le interesa el no-intervencionismo y la paz, venían de una victoria: el fin de la guerra y la ocupación de Estados Unidos en Afganistán. Si bien fue criticada porque la retirada fue caótica, lo cierto es que nunca iba a ser ordenada tras 20 años enfrentando a una guerrilla, el Talibán, que inmediatamente volvió al poder. Un billón (en español mal hablado ya le dicen trillón), de dólares y 20 años más tarde, todo quedaba igual.
Es importante señalar esta retirada de Afganistán, por dos razones. En primer lugar, es muy reseñable el muy poco tiempo que requirió Estados Unidos para estar involucrado en otra guerra (aunque sea mediante proxy). En segundo lugar, está el escaso esfuerzo que hizo Estados Unidos para negociar con Rusia un nuevo acuerdo de “arquitectura de seguridad”, que era de lo que hablaba Putin antes de la invasión a Ucrania. Antes de entrar en el por qué Rusia veía a Ucrania como una amenaza en aumento a su seguridad, cosa que necesitaba un nuevo acuerdo de seguridad, hay una anécdota que quizás explica ese paso de Ucrania a estar bajo el paraguas “atlantista” de la OTAN y Estados Unidos.
El 25 de enero de 2022, la empresa de manufactura de armas, Raytheon Technologies, tuvo una llamada de inversores para hablar sobre el rendimiento y el futuro. La transcripción del servicio de alertas financieras, The Motley Fool, no hace sino mostrar los incentivos que existen para la industria armamentística. El director ejecutivo, Greg Hayes auguraba oportunidades para la empresa debido la escalada en tensiones en Europa del Este y la presión en gasto armamentístico que podría haber allí, en Oriente Medio, y en el Mar del Sur de China. Lo que dijo fue:
“[…] Estamos viendo, diría, oportunidades para ventas internacionales. Solo tenemos que ver el ataque con drones en EAU, los cuales atacaron algunas de sus instalaciones. Y, por supuesto, las tensiones en Europa del Este, las tensiones en el Mar del Sur de China. Todo esto hace que haya presión para hacer gasto en defensa por allá.
Así que espero completamente ver beneficios en ello. Diría, sin embargo, que si hay hostilidades, ya sea en Asia-Pacífico o en Oriente Medio, que no se vean beneficios inmediatos, porque lo que se verá es una reasignación del inventario que ya tenemos. Pero creo que deberíamos ver una recuperación en gasto de defensa internacional, así como también de la relación pedidos-factura por encima de uno, mientras avanza el 2022 […]”.
Greg Hayes
A esto, sumemos que la industria de las armas y de los contratistas militares suelen estar entre los que más gastan en lobbying en los Estados Unidos (por ejemplo, la organización de transparencia OpenSecrets hace un excelente trabajo para rastrear el gasto según el ciclo electoral).
Este preámbulo vuelve al tema de Afganistán con los famosos Afghanistan Papers. Esto fue una investigación del Washington Post (que incluye documentos y entrevistas a generales) en los que trasluce claramente como mientras oficiales del Ejército de los EE. UU decían en público que la guerra en Afganistán iba por buen camino, en privado decían que la guerra era imposible de ganar.
Bueno, al final sí se podía ganar, pero los ganadores no son el pueblo americano, ni el afgano. Los ganadores serían la industria armamentística y los tenedores de sus acciones. No en vano, el militar más condecorado de la historia de los Estados Unidos, Smedley Butler, publicó un libro que definió cabalmente las confrontaciones bélicas: “La Guerra es un Latrocinio”. Y latrocinio no es otra cosa, en su definición bíblica, que el fraude contra los bienes públicos. Algo así dijo Julian Assange, cuando dijo que la guerra en Afganistán tiene el objetivo de lavar dinero del contribuyente estadounidense y europeo, a través de Afganistán, y dárselo a una élite de la seguridad transnacional. “El objetivo es una guerra sin fin, no una guerra exitosa”, dijo.
¿Cómo enfocar un análisis a esta guerra?
Haríamos bien en entender cómo ve Rusia a Ucrania, y los eventos que han moldeado a ambas naciones. Rusia ve a Ucrania como integral para la defensa del Estado. Los hechos de la historia militar así lo demuestran. También, hay que entender cómo ven los rusos su propia cultura en relación a Ucrania. Ya se puede adelantar que tanto bielorrusos, ucranianos como rusos reclaman sus orígenes en un antiguo Estado que duró desde el siglo IX hasta el siglo XIII conocido como la Kiev de Rus o Kievan Rus.
También hay que ver los antecedentes que han desencadenado el actual conflicto bélico. En efecto, muchos medios de comunicación han repetido hasta la saciedad la frase de “agresión no provocada”. Se trata de una forma de hacer que las agujas del reloj no vayan más atrás del 24 de febrero de 2022, cuando Putin anunció la invasión bajo la figura eufemística de “Operación Militar Especial”. Y si somos capaces de llamar al término “Operación Militar Especial” lo que es, es decir, un eufemismo para empezar a hablar de una guerra ya formalizada, también se puede hacer el esfuerzo de indagar algunos precedentes modernos en los que Rusia ha manifestado abiertamente su agravio en contra de occidente y cómo quieren traer bajo su paraguas a una Ucrania que, nuevamente, es percibida como parte de la identidad rusa y, más importante aún, fundamental para la defensa territorial del Estado ruso. Entonces, podemos señalar varias fechas que sirven de antecedentes, algunas son paralelas al conflicto, para demostrar que Occidente también ha estado involucrado de forma muy activa y de hecho ha aupado a Ucrania a no hacer las paces con Rusia.
Por último, hay que discutir la trayectoria del conflicto y lo que se puede aprender de él. Efectivamente, hay muchas doctrinas militares surgiendo de él ya que es la primera vez que se enfrentan dos ejércitos con capacidades tecnológicas similares. Es decir, por un lado, el ejército ruso con sus capacidades de producir misiles hipersónicos y acceso a imágenes satelitales, y por otro, el ejército de Ucrania que también tiene acceso a imágenes de satélites gracias a Estados Unidos, y la tecnología de los armamentos de estándar OTAN.
Cómo Rusia ve a Ucrania, una interpretación
Como se ha dicho anteriormente, Rusia ve a Ucrania con un interés muy especial y es por las dos razones que se han esgrimido. En primer lugar, Rusia ve a Ucrania como una parte fundamental de la defensa de su territorio. En segundo lugar, hay un vínculo cultural que en la parte occidental de Ucrania se prefiere ignorar para entenderse con la Unión Europea y con la OTAN.
Entender las motivaciones rusas son, evidentemente, un componente fundamental para no caer en discusiones frívolas. Putin es un gobernante autoritario, y lo ha demostrado con creces. Ahora, lo que bajo ningún concepto se puede decir es que es un loco, maniático, obsesionado con restituir la Unión Soviética o el Imperio Ruso. Tampoco se puede decir que es el nuevo Hitler (se ha dicho tantas veces esta frase y atribuido a tantos personajes, que es hasta aburrido. Putin es Putin). El mandatario que fue alguna vez funcionario de la antigua KGB es, por encima de todo, un estratega de primer nivel. Entonces, ¿Qué ve en Ucrania que es tan existencial?
La respuesta a esto la hallamos en la historia militar de Rusia. El Estado que hoy dirige Putin ha sido invadido en múltiples ocasiones por naciones vecinas e imperios rivales a través de lo que hoy es Ucrania. Es un país de con llanuras y algunas estepas, lo cual lo hace ideal para transitar rumbo de una invasión hacia Rusia. Es por eso que en algún momento Rusia consideró fundamental controlar este territorio y así evitar futuras agresiones.
Algunas agresiones que ha sufrido Rusia desde Ucrania son:
· La Gran Guerra del Norte. Por parte de Suecia, en el siglo XVIII, bajo el mandato de Carlos XII. Suecia se alió con el jefe Cosaco de la Hueste de Zaporiyia. La intentona se saldó con la Batalla de Poltava, en lo que hoy es Ucrania, luego de que las condiciones adversas del invierno expulsaran a los invasores de Moscú.
· Las guerras ruso-turcas, que fueron libradas en el contexto de la rivalidad entre el ascendiente Imperio Ruso y el estancado Imperio Otomano. Todos los conflictos fueron ganados por Rusia, salvo la Campaña del Río Puth y la Guerra de Crimea. ¿El punto en común de estas dos últimas? Ambas fueron en Ucrania. Cuando todo estuvo dicho y hecho en esas guerras ruso-turcas, Rusia anexionó Odessa, Crimea y Azov del Kanato de Crimea y los otomanos, fortificando la idea de que este territorio es fundamental para la defensa de Rusia.
· El Frente del Este durante la Primera Guerra Mundial tuvo a Rusia enfrentándose al Imperio Austrohúngaro. Los Montes Cárpatos fueron un teatro de guerra muy importante.
· La Operación Barbarossa, que fue el nombre que los Nazis le dieron a la invasión de la Unión Soviética. Fue la operación que más ha movilizado a soldados en la historia, con 10 millones, y pese a que fue el principio del fin de las potencias del Eje Berlín-Roma, donde más tuvo éxito operativo esa invasión fue en Ucrania. Los nazis estuvieron a punto de capturar Moscú, y sólo el mal tiempo salió en ayuda del bando soviético para reorganizarse. Y una vez recomenzada la batalla, el bando alemán no tenía suministros. Sin embargo, si se hubiesen modificado un par de variables, Moscú habría caído y quien sabe cómo habría acabado la Segunda Guerra Mundial. Cuando finalizó Operación Barbarossa, habían muerto 8 millones de personas. Y sobre la Segunda Guerra Mundial, no hay que menospreciar el esfuerzo que hizo la Unión Soviética y Rusia en general, ya que se estiman que entre militares y civiles murieron 24 millones de personas. Y en ella hubo dos grandes batallas en Kiev, la primera con derrota soviética y la segunda con una victoria. Y todo ello cimentó la idea de que este territorio es un lugar de lucha y resistencia por la seguridad del Estado.
Habiendo visto la importancia estratégica que tiene Ucrania para Rusia en materia de defensa, es tiempo de ver cómo es esa mirada a nivel de cultura. El primer Estado de eslavos del Este fue denominado la Rus de Kiev, o Kievan Rus. Este nombre es dado por historiadores rusos para connotar este período en que el centro estaba en torno a Kiev. Tanto rusos como ucranianos y bielorrusos reclaman a este Estado, que duró desde el siglo IX hasta el XIII, como el origen de sus respectivas naciones.
Es durante este período, por ejemplo, que estos pueblos conocen el cristianismo y es entonces cuando surge el Cristianismo Ortodoxo en los países eslavos, con sus denominación rusa y ucraniana respectivamente. Vladímir el Grande se convirtió del paganismo eslavo al Cristianismo gracias a los contactos con el Imperio Bizantino. Y luego, hubo el acontecimiento denominado como el “bautismo de Kiev”, donde el Gran Príncipe de Kiev, Vladímir el Grande, exhortó al pueblo a bañarse al río Dniéper en señal de su bautismo a la cristiandad. A esto se le conoce también como el “bautismo del rus”. Todo esto queda reflejado en un documento conocido como la “Crónica Primaria Rusa”. Y si la nación rusa y ucraniana pertenecen a la cristianismo ortodoxo, es porque provienen de ese Estado antiguo.
El territorio de lo que hoy en día es conocido como Ucrania ha mutado mucho, y pertenecido a diferentes naciones y pueblos. Pero lo cierto es que, si existe alguna similitud cultural con otro pueblo, es precisamente con el ruso. Sus idiomas son tan parecidos, que unos y otros pueden hablarse en sus respectivos idiomas y entenderse. El aspecto religioso también está allí.
Agravios de Ucrania contra Rusia a lo largo del tiempo
También es cierto que no todo tiene que indicar que Ucrania y Rusia tienen que estar hermanados. El pueblo ucraniano ha sido víctima de vasallajes brutales por parte de Rusia. Pero también por parte de Polonia, en cuyo caso han pedido ayuda del zar ruso (a mediados del siglo XVII). Es por estos agravios que podemos empezar a ver la ola de nacionalistas que surgen en el territorio ucraniano. Taras Schevchenko (poeta y pintor) fue uno de los primeros, que luego fue acusado de glorificar el Hetmanato Cosaco y de acusar a Rusia de esclavizar a Ucrania.
El Holomodor, una hambruna provocada por Iosif Stalin (georgiano, cosa que no hay que perder de vista) dentro de Ucrania debido a las constantes rebeliones nacionalistas, no hizo sino crear mayor animadversión entre rusos y ucranianos.
Esto, a su vez, hizo que el nacionalismo ucraniano moderno fuera aliado del nazismo y muy xenófobo contra las minorías. Cuando los nazis invadieron, los nacionalistas de Ucrania fueron aliados en esa ocupación. Sin ir demasiado lejos, Stepan Bandera, está considerado el padre moderno de la nación ucraniana. Y una pequeña investigación sobre él relata la historia de una persona que se alió con los nazis y cometió crímenes de guerra contra polacos, rusos y judíos. Hoy en día tiene monumentos en Lviv y una de las avenidas principales de Kiev lleva su nombre. También en el momento presente, hay movimientos armados de estas corrientes que usan simbología neonazi, como el Batallón Azov. Este movimiento, que empezó como una brigada de voluntarios de extrema derecha es sumamente problemático. Por ejemplo, el fundador, Andriy Biletsky, dio una entrevista en el año 2010 en la que dijo que el objetivo de la nación ucraniana es “liderar las razas blancas del mundo en una última cruzada contra los untermenschen liderados por semitas”. No sólo son declaraciones que, por sí mismas, son racistas y xenófobas. La palabra untermenschen era utilizada por los nazis para referirse a los judíos, y literalmente significa subhumano. Entonces hay conexiones explícitas con el nazismo, y estas declaraciones han sido reseñadas por medios como The Telegraph y The Guardian.
Ahora, el Batallón Azov fue incorporado al Ejército de Ucrania y ahora es conocida como la 12 Brigada de Operaciones Especiales “Azov”. Biletsky pasó a fundar varios partidos de ultraderecha, como el difunto Asamblea Nacional-Social (otro guiño al nazismo, que es una abreviatura de nacionalsocialismo) y actualmente es diputado en representación de otro partido que fundó, el Cuerpo Nacional. Es de orientación militarista clara.
Es evidente entonces que, debido a los diversos conflictos que ha sufrido Ucrania en aquellas invasiones para llegar a Rusia, Ucrania desarrolló un nacionalismo sumamente problemático con claras influencias de los nazis. Es más, los líderes originales del nacionalismo moderno ucraniano fueron aliados de los nazis y cometieron crímenes en contra de judíos, polacos, y rusos.
Una línea de tiempo, algunos antecedentes
Hay que hablar el tema de la provocación a Rusia. Porque mucho se ha insistido en medios de comunicación de una “agresión no-provocada”, y la verdad es que se habiendo visto la relación que tiene Rusia con Ucrania, en particular en cuanto a seguridad y cultura, bien se puede hacer una línea de tempo de momentos en los que efectivamente Estados Unidos ha conducido a una confrontación entre el bloque occidental y Rusia, usando a Ucrania como punta de lanza.
2022
En el año 2022 Rusia invade Ucrania, tras la constante transferencia de armas por parte de Estados Unidos a este país. No sólo era esto, sino que había un constante bombardeo indiscriminado contra zonas del este ucraniano que se habían sublevado tras el golpe de Estado en contra de Víctor Yanukovich en 2014. Dado que Ucrania es una nación con diversidad étnica (la mayoría que habla ucraniano, pero una gran minoría es rusa), este golpe de Estado fue algo que alarmó completamente a las zonas ruso-parlantes y de mayoría de rusa. Estas se sublevaron con ayuda del Kremlin, lo cual condujo a la anexión de Crimea, y posteriormente los acuerdos de Minsk para intentar resolver ese conflicto con un marco diplomático y de negociación. Sin embargo, hubo un conflicto de baja intensidad que entre 2014 y 2021 dejó 15.000 rusos étnicos muertos. De hecho, hubo un suceso en Odessa, en mayo de 2014 en que simpatizantes prorrusos se refugiaron dentro de la Casa Sindical de la ciudad, y proucranianos empezaron a lanzar cocteles molotov. Ello generó un incendio y 41 personas murieron en el incendio.
Además de todo esto, Angela Merkel se refirió a los acuerdos de Minsk II como un intento de ganar tiempo para fortificar las defensas ucranianas. Esto ha servido para la propaganda rusa, pero si un acuerdo no se negocia para cumplirlo sino para ganar tiempo, ¿quién no se siente traicionado?
En la alocución de Vladímir Putin anuncia y explica la invasión, criticó la expansión de la OTAN hacia el Este de Europa, acusando la organización de querer hacer un cerco a Rusia. Al mes del inicio de la guerra, Zelensky y Putin estaban negociando un acuerdo para acabar la guerra. Incluso se había hablado de la neutralidad de Ucrania, cosa que entonces permitía a Rusia hacer concesiones. Hasta que apareció Boris Johnson, y le dijo a Zelensky que debía seguir peleando ya que con Rusia no se negocia, sino que hay que presionarla. Esto, según el medio ucraniano Ukrainska Pravda. Casi tres años más tarde, parece una decisión desafortunada dada la victoria de Donald Trump que ha sido impulsada por unas ganas de acabar este conflicto. Así, Ucrania puede quedar sola y desamparada.
El año 2022, además, ocurrió un hecho de sabotaje industrial al gasoducto que suple el 45% de la demanda de gas natural en europea: la explosión del gasoducto Nordstream 2. Para este momento, no había necesidad explotar ese gasoducto debido a que estaba efectivamente parado. La versión del periodista de investigación laureado con el premio Pulitzer, Seymour Hersh, es que esta explosión ocurrió por obra de una operación en conjunto de los Estados Unidos y Noruega. Basado sobre el recuento de una fuente confidencial, lo que informa Seymour Hersh es básicamente que hubo un esfuerzo de la administración de Biden para evitar filtraciones. Para tal fin, se usaron buzos de una escuela de Panamá pertenecientes al U.S. Navy, en vez de de la Special Operations Command, cuyas operaciones encubiertas deben ser aprobadas por el Congreso, y además un grupo selecto de la Casa de Representantes y el Senado deben ser informados por adelantados. Entonces, aprovechando un ejercicio naval de la OTAN en junio de 2022, BALTOPS22, fue cuando esta operación encubierta encontró la ocasión perfecta para plantar los explosivos en el gasoducto y evitar sospechas de la vigilancia rusa en esta zona tan militarizada.
El informe de Hersh merece una lectura, ya que cuenta también que el sabotaje se hizo para asegurar que Alemania en ningún momento dejaría de apoyar a Ucrania para volver a recibir gas ruso en el invierno de ese año.
2008
Es el último año de George W. Bush como presidente de Estados Unidos, y Putin debe dejar el cargo también porque no podía haber más de dos reelecciones consecutivas en aquel momento (antes de la reforma constitucional en Rusia). La OTAN se reúne en Bucarest, luego de la gran expansión del 2004. Allí, se expresa el deseo de que Ucrania y Georgia pasen a ser parte de la organización. Y Putin dice sin morderse la lengua que ya no cree en la promesa de la OTAN que afirma que Rusia no es su enemiga. El hecho de que cada vez más la alianza se acerque a las fronteras con Rusia haciendo un cerco (de hecho, para ese momento ya lo era con la incorporación de Estonia y Letonia), era una amenaza para la nación según el presidente ruso. Además, Georgia tenía un conflicto de baja intensidad por el territorio rebelde de Osetia del Sur y Abjasia, que en 2008 y con Dimitri Medvedev ya como presidente ruso evolucionó en una guerra. A día de hoy, los territorios tienen presencia de tropas de mantenimiento de paz rusas.
En esta conferencia de la OTAN también se trató el tema del despliegue de sistemas antimisiles en Europa. Parece una movida netamente defensiva, pero resulta que son dispositivos que fácilmente se transforman en ofensivos.
En febrero de ese mismo 2008, el embajador de Estados Unidos William Burns (hoy director de la CIA) mandó unas comunicaciones que luego fueron filtradas por WikiLeaks y que demuestran el conocimiento que se tenían de la oposición de Rusia a que Ucrania fuera parte de la OTAN. El sujeto de ese correo electrónico era “Nyet significa nyet” (traducido del ruso, ‘No significa no’). Describió el asunto como “emocional y neurálgico”. Pero no sólo esto, sino que también hay consideraciones de política estratégica. Y lo que resulta profético, o sencillamente conocer la realidad, Burns dijo “en Ucrania, estos miedos incluyen que el asunto pueda dividir al país en dos, lo cual conduzca a violencia, o incluso, algunos dicen, guerra civil, lo cual obligaría a Rusia a decidir si intervenir o no”.
1990
Vladímir Putin hizo esas declaraciones del 2008 diciendo que “ya no creía en promesas de que Rusia no era enemiga de la OTAN”. ¿Cuáles son esas promesas? Pues bien, en febrero de 1990, en una reunión entre el secretario de Estado de EEUU, James Baker, Helmut Kohl (Canciller de Alemania Occidental) y Mijaíl Gorbachov (premier de la URSS) se hicieron varias promesas al que era el último mandatario de la Unión Soviética. En esa reunión, según documentos que fueron desclasificados para el público, se lee claramente que James Baker le dice a Gorbachov: “si mantenemos una presencia de fuerzas en una Alemania unificada que es parte de la OTAN, no habría extensión de la jurisdicción de la OTAN para fuerzas de la OTAN ni una pulgada hacia el Este”.
Todas las negociaciones para propiciar la reunificación en Alemania estaban encaminadas para no generar ganadores y perdedores más allá de lo obvio. Y que no había ánimos de imponer una voluntad forma unilateral. Y, por encima de todo, dar garantías de seguridad a lo que sería Rusia y que no hubiera expansión hacia el Este, ni generar divisiones entre las antiguas repúblicas de la Unión Soviética. Una promesa que fue rota varias veces de forma flagrante.
1997
En el 1997 los primeros exintegrantes del Pacto de Varsovia se unen a la OTAN. Polonia, Hungría y República Checa se unen a la organización, en un acto que no fue exento de polémica. Por ejemplo, George F. Kennan, que fue embajador de los Estados Unidos en la ya extinta Unión Soviética y creador de la doctrina de contención de la URSS, criticó abierta y fervorosamente la decisión de incorporar a estos países a la OTAN. En una entrevista con el New York Times que le concedió a Thomas Friedman, Kennan dijo que “la decisión demuestra una falta de entendimiento de la historia rusa y soviética. Claro que habrá una mala reacción de Rusia y entonces [los que expanden la OTAN] dirán que se lo veníamos advirtiendo y que así son los rusos –pero esto es sencillamente incorrecto”. Otra profecía.
La verdad es que pocos hay quienes mejor representen el período de la Guerra Fría que George F. Kennan. Su crítica resalta por lo ominosa, así como también porque viene de alguien que se opuso a la URSS usando a la OTAN como instrumento fundamental. Y allí no paró su crítica. También en esa entrevista lanzó otra sentencia para la historia:
“Díganle a sus hijos, y los hijos de sus hijos, que han vivido en la era de Bill Clinton y William Cohen (secretario de Defensa), en la era de Madeleine Albright (secretaria de Estado) y Sandy Berger (consejero de Seguridad Nacional), en la era de Trent Lott (senador republicano) y Joe Lieberman (senador demócrata), y ustedes también estuvieron en la creación del orden de la posguerra, cuando estos titanes de la política exterior juntaron sus mentes y crearon…un ratón”.
A esta generación de políticos los acusó de falta de coraje e imaginación. Imagínense. Alguien mayor que la generación boomer de políticos, tildándolos de cobardes. Algo que los millenials y generación Z entenderán.
“Esta ha sido mi vida, y lamento que ver que se haya torcido tanto”, dijo. La rabia queda reflejada en las palabras de esta entrevista. Y, además, es un rompimiento de la promesa para reunificar a Alemania y que sea parte de la OTAN.
2004
Siete años más tarde de la primera expansión postsoviética, se produjo una segunda y fue más ambiciosa. Porque esta segunda ampliación incorporó a Estonia, Letonia y Lituania –lo cual es básicamente hacer un cerco por el báltico— así como a Rumanía y Bulgaria –intuyendo un cerco en el Mar Negro—, y por último a Eslovenia y Eslovaquia —dos países eslavos—. Además, hay que ver que Serbia es aliado histórico de Rusia, e incluir a un país de la antigua Yugoslavia hace intuir también una ambición en esa zona de los Balcanes. Y más aún cuando se está buscando de forma insistente la independencia de Kosovo, e integrar luego a Albania y Croacia en 2009, a Montenegro en 2017 y Macedonia del Norte en 2020. Además, ya hemos comentado que la OTAN desde 2008 anunció que tenía las puertas abiertas para Georgia y Ucrania, completando el encierro en el Mar Negro. Pero ese 2004 es, sin duda, otro año clave.
2014
Entonces, llegamos al 2014, el momento en que sucede la Revolución de Maidán (por la plaza de la Independencia, conocida como Maidán, en Kiev). Una década después de expandir la OTAN por el Mar Báltico y el Mar Negro. Seis años después de anunciar que Ucrania y Georgia podrían ingresar a la OTÁN. Seis años después de que William Burns escribiera ese memorando llamado “Nyet significa Nyet”. Cinco años después de que Albania y Croacia fueran admitidos en la OTAN. Ese año, la Unión Europea estaba intentando firmar un Acuerdo de Asociación con Ucrania que Rusia ya veía con malos ojos. La paranoia rusa estaba justificada.
Hubo retaliación e intimidación, así como una oferta de mejores acuerdos para Ucrania por parte de Rusia. Yanukovich cedió a la presión. Pero la parte occidental de Ucrania no se lo tomó para bien, y empezaron las protestas contra el presidente ucraniano para desalojarlo del poder. La asistente secretaria de Estado de EEUU, Victoria Nuland, se dejó ver en la plaza de la Independencia. Es decir, parecía estar decididamente del lado que pedía la renuncia de Yanukovich y no una simple mediadora. A esto siempre hay que añadir que los sucesos de 2014 no son solo estos sucesos. Para los rusos tienen un efecto acumulado de todo lo que había sucedido anteriormente.
Y hablando de Victoria Nuland, su actuación en Ucrania dejó mucho que desear en el apartado diplomático. En una llamada con el embajador de EEUU en Kiev, Geoff Pyatt, se les escucha hablando de la oferta que Yanukovych había hecho en cuanto a hacer un gobierno de coalición y poner de primer ministro a alguien de los partidos de oposición. En esa llamada, se ve las ganas de ser quienes controlan el futuro político de Ucrania y en lugar de los que tienen un verdadero interés (los países vecinos como la UE, el pueblo ucraniano, o Rusia). Victoria Nuland en un momento dice “que se joda la UE” (“fuck the EU”).
Al final de este episodio, Yanukovich se tuvo que ir de Ucrania y el país pasó ser dominado por los proeuropeos. Tras ello, Rusia invadió Crimea y la anexionó. No sólo por ser de mayoría rusa, sino por importancia estratégica y tener el puerto militar de Sevastopol.
Por último, hay que señalar que Crimea es una zona muy particular. Había pertenecido a Rusia desde 1783, cuando fue conquistada del Kanato de Crimea para prevenir las redadas e incursiones de los tártaros que producían un enorme daño a ucranianos y rusos. En 1954, la URSS hace una transferencia administrativa de Rusia a Ucrania para que el territorio sea gestionado desde Kiev. ¿Era legítimo el reclamo por Crimea? No del todo. ¿Era ilegítimo? Tampoco del todo. Sólo podemos decir que vivimos en tiempos en que consideramos que la fuerza no se debe usar para conquistar territorio ni para resolver disputas (salvo Estados Unidos, aparentemente).
1962
Habrá quien diga que Ucrania es libre de asociarse con quien le dé la gana, y Rusia no tiene derecho a intervenir en esos asuntos. Desde el 16 hasta el 28 de octubre de 1962 transcurrió la Crisis de los Misiles de Cuba, y con ello se desmiente esta lógica en términos del comportamiento de los países.
Cuando Estados Unidos vio que la URSS había puesto misiles ofensivos con capacidad nuclear en Cuba, su reacción no fue que los cubanos y su gobierno están en el derecho de asociarse con quien quieren. La reacción fue la de un bloqueo, al que John F. Kennedy llamó cuarentena para evitar connotaciones de guerra. La crisis se saldó con un acuerdo entre Kennedy y el premier soviético, Nikita Khrushchev, en el que se quitarían los misiles de Cuba, un acuerdo de no intentar quitar al gobierno de Fidel Castro del poder, y un pacto secreto para quitar misiles puestos por Estados Unidos en Turquía (recordemos que Turquía está bastante cerca de Rusia, la URSS en aquel momento, al otro lado del Mar Negro). Vemos entonces que, entre Estados potencias, poco importa ese argumento de que un país tercero puede asociarse con quien quiera. Y el precedente existe.
Entonces, como hemos visto, sí que hay una línea de tiempo de algunos agravios de la OTAN y EEUU hacia Rusia, y más entendiendo como Rusia ve a Ucrania.
La trayectoria del conflicto y lo que se puede aprender
Después de algún tiempo en que parecía en que no había movimientos en el frente de batalla, parece que la estrategia de desgaste le ha traído redito al bando ruso. Es el primer conflicto bélico convencional entre dos Estados que tienen a su disposición imágenes de satélites para detectar movimientos del enemigo. Por ello ha surgido una nueva dotrina militar, que incluye el aspecto logístico, para evitar que cuando el enemigo dispare misiles contra las posiciones propias, evitar perder el mayor número de vidas de soldados y materiales. Se trata de movilizar pocas tropas y recursos a posiciones vulnerables, ya que pueden ser detectadas. Es por eso que no se vio demasiado movimiento de la línea de contacto durante el período más intermedio de la guerra.
Ucrania, por otro lado, obligado a pelear porque cada vez adopta posiciones más extremas y por el contingente neonazi con capacidad de amenazar a sus líderes, logró varias victorias tácticas que surtieron un efecto mediático. Pero más que intentar ganar una guerra de desgaste y operar de manera defensiva, pareciera que desde Ucrania están buscando satisfacer la necesidad de vender la guerra en los países de la esfera occidental. Una guerra de relaciones públicas. Hay varios ejemplos de esto, pero el más sonado fue la incursión a Kursk. Esta operación la podemos ver a día de hoy como una operación osada, temeraria e imprudente, toda vez que esperaba que el Kremlin desviara personal del frente de batalla. Hubo una gran reacción, y los que quieren ver a Ucrania pelear hasta el fin tuvieron días de júbilo y mucho de qué hablar. Pero hoy el consenso es que esa incursión lo único que ocasionó fue una vergüenza para Rusia, y una imagen de fuerza para Kiev para justificar el envío de armas. Lo que fue una victoria táctica momentánea, en realidad fue un error estratégico.
La inercia y la iniciativa están todas del lado de Rusia. Esto se puede ver por el número de pueblos, aldeas o ciudades que ha ido capturando Rusia a lo largo del conflicto. La actitud del nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, también denota que los rusos están ganando esta guerra, aunque esto sí que es más interpretativo. Sus declaraciones en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos, en las que dijo que Ucrania sería miembro algún día de la OTAN y que Rusia no tiene derecho a veto, parecen un berrinche por frustración y no mejora la posibilidad de una paz.
Aquí es donde conviene recordar lo que se habló al comienzo sobre Afganistán, y cómo se decía que esa guerra iba viento en popa. Algo similar se dijo sobre la guerra en Ucrania. Y lo mismo sucedió con el fiasco de las armas de destrucción masiva en Irak.
Las mentiras abundan para vender la guerra, donde los únicos ganadores son empresas como Raytheon. Va siendo hora de aprender una lección. Hay que preguntarse si de verdad era necesario que Rusia y la OTAN estuvieran tan pegados el uno del otro con esa hipotética incorporación de Ucrania. Si no habría sido mejor un espacio de neutralidad para evadir una guerra evitable que pueda surgir incluso producto de un error humano. Hubo varias ocasiones en la guerra fría en la que casi hubo una guerra nuclear por errores humanos.
Creo que he abarcado lo suficiente en materia de geopolítica, historia militar, de los intereses que hay para que haya guerras, para que la conclusión sea que a todo conflicto bélico hay que oponerse. Por principio se debe decir no a la guerra, siempre.
Wow, cómo sabes tanto de historia geopolítica!